lunes, 15 de febrero de 2010

Las parcas se lucen
los días negros
y el negro derrite el asfalto
en su paseo.
La sangre de Cristo
garganta de hierro
mis ojos tan rojos
si se vieron
ojeras de luna
que ya no quiero.
Desgarro, grito, los perros,
me ladra al presente
lo viejo.

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